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Desde 1875 se han realizado excavaciones con diversos fines en los diferentes barrios que forman Tlatelolco: ya sea buscando túneles, el tesoro de Moctezuma o fragmentos de cerámica que ayuden a fechar de manera exacta el periodo mexica. Pero fue a partir del 8 de abril de 1944 cuando comenzaron los trabajos arqueológicos sistemáticos a iniciativa de Robert Hayward Barlow, quien se había dedicado al estudio de las fuentes etnohistóricas de la zona, y la arqueóloga María Antonieta Espejo Vázquez del Mercado, quienes propusieron estudiar la ciudad de México-Tlatelolco. Su proyecto contó con el apoyo del INAH y la Academia Mexicana de la Historia, estas instituciones nombraron a Pablo Martínez del Río como su director. El proyecto comenzó con la excavación de pozos estratigráficos con el fin de localizar fragmentos de cerámica para su fechamiento.

Tanto Barlow como Espejo tuvieron un papel muy dinámico en esos primeros años de trabajo. El primero participó activamente en las excavaciones, que estuvieron a cargo de Espejo (1944-1948), así como en la localización de documentos pictográficos, escritos en español o en náhuatl. Mientras que Antonieta Espejo excavó en la pirámide principal, de la cual sólo eran visibles algunas partes, y descubrió el Templo Mayor el 12 de mayo de 1944; creó el primer museo de sitio de la zona arqueológica; hizo la excavación de la Etapa II del Templo Mayor y el primer plano de los vestigios; realizó el estudio tipológico de la cerámica encontrada y localizó un entierro con huesos calcinados en 1946.  Los vestigios encontrados quedaron protegidos por las leyes federales en 1953.

La Iglesia de Santiago Tlatelolco, inaugurada en 1527, era utilizada como almacén de explosivos, Espejo contribuyó a que se le regresara a los frailes franciscanos para el culto. Con la presidencia de Manuel Ávila Camacho, en julio de 1946 se decretó que el patio y anexos del antiguo convento fueran cedidos al INAH, ya que la Secretaría de la Defensa Militar los tenía como prisión.

Diferentes arqueólogos han colaborado en el descubrimiento de México-Tlatelolco, ciudad gemela de México-Tenochtitlán. A principios de la década de 1950, Alfonso Caso propuso un plano reconstructivo de los barrios o calpulli de ambas ciudades. Para la siguiente década, cuando Eduardo Noguera se desempeñaba como director del INAH, nombró a Francisco González Rul encargado de la coordinación del rescate del mencionado sitio (1960-1964). Fue apoyado por Eduardo Matos Moctezuma, quien excavó el entierro 14 que contenía más de 150 sujetos, y por Braulio García, quien encontró un plato con el símbolo de la guerra sagrada.

Durante el período de junio de 1964 a octubre de 1968 se creó un grupo de especialistas para seguir con el salvamento del sitio, estuvo formado por Alberto Ruz Lhuillier, Jorge Angulo, Víctor Segovia y Eduardo Contreras Sánchez. Trabajaron un gran número de entierros localizados en el suroeste de la actual zona arqueológica, entre los que se encontraron los restos de un hombre y una mujer conocidos como “los amantes de Tlatelolco”. Se tiene la hipótesis que ahí fueron enterrados los fallecidos en la guerra librada entre Tenochtitlán y Tlatelolco en 1473.

El 13 de octubre de 1987 Eduardo Matos comenzó el Proyecto Tlatelolco, con el objetivo de obtener evidencia material para contrastar las ciudades gemelas prehispánicas de Tenochtitlán y Tlatelolco, y nombró a Salvador Guilliem encargado de las excavaciones. En 1989 encontraron 54 ofrendas y 41 entierros, 35 de ellos eran de infantes, y recuperaron más de 2 050 objetos. También descubrieron la escultura del dios del Viento Ehécatl.

A partir de 1992 Guilliem es el encargado del Proyecto Arqueológico Tlatelolco, pero desde 1987 ha participado activamente en la exploración del Templo X, del Templo de Ehécatl, del Templo Calendárico y la pintura mural de los dioses creadores del Calendario, de las etapas fundacionales del Templo Mayor, de la Caja de Agua, y del Complejo Ceremonial del Templo de Ehécatl ubicado en la Plaza Comercial Tlatelolco. Actualmente participa en la exploración de El Gran Basamento.

Tlatelolco, “montículo redondo”, floreció en el Posclásico tardío, a raíz de la separación de Tenochtitlán (1337 a 1521 d.C.). En la época de la Conquista, Tenochtitlán y Tlatelolco era la ciudad más grande de América con más de 200 mil habitantes. De los países europeos sólo Constantinopla y Nápoles se le igualaban, mientras que París tenía 100 mil habitantes y Londres y Sevilla contaban con 70 mil cada una. El medio de subsistencia de estas ciudades era la agricultura intensiva en chinampas donde se cultivaban legumbres y granos, además de la pesca en el lago y la caza de aves acuáticas migratorias: gansos, patos, grullas, apipiscas, chichicuilotes, galleretas, de las cuales obtenían la proteína necesaria para alimentar a su numerosa población.

Tlatelolco estaba integrado por 20 barrios o calpulli, algunos de cuyos nombres han sobrevivido hasta la actualidad: Tepiton, Acozac, Nonohualco, Xolalpa, Atezcapan y Tecualtitlan, etc. Además, en Tlatelolco estaba el mercado más grande y rico de América, en donde se comerciaban productos locales y otros traídos de lejos. Entre los bienes que se comerciaban estaban el oro, el jade, las plumas de quetzal, el cacao, cerámica, cestería, mantas, comida y animales.

En la época colonial se fundó el Imperial Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco en 1536, en el cual se educaba a los nobles indígenas de diversos pueblos, se les enseñaba la religión y cultura europea. Ahí trabajaron diferentes frailes como Andrés del Olmo, Arnoldo de Basaccio y Bernardino de Sahagún, quien escribió el Códice Florentino o Historia general de las cosas de Nueva España, escrito en náhuatl y español; y Juan Badiano, de origen indígena, quien escribió el Códice de la Cruz Badiano sobre herbolaria mexicana. El Colegio funcionó hasta finales del siglo XVIII.

En 1958, el presidente Adolfo López Mateos decidió construir una unidad habitacional única en su género en América Latina, la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco.

   
 Sitio arqueológico de Tlatelolco: vista general y zona sur.  Cortesía INAH, fotografía de F. Palancares, marzo 1965. Fondo documental y fotográfico Alfonso Caso.
   
 Sitio arqueológico de Tlatelolco: zona norte y oriente. Cortesía INAH, fotografía de F. Palancares, marzo 1965. Fondo documental y fotográfico Alfonso Caso

 

Por Alicia Reyes Sánchez

Boletín Alfonso Caso