Imagen del mes - agosto

Llamado el Padre de la prehistoria durante la primera mitad del siglo XX, el abate Henry Breuil nació en Mortain dans la Manche, Normandía, el 28 de febrero de 1877 y falleció en L'Isle-Adam el 14 de agosto de 1961. Fue naturalista, arqueólogo, prehistoriador, geógrafo y etnólogo. Aunque se ordenó sacerdote el 9 de junio de 1900 en Saint Sulpice, nunca ejerció el sacerdocio. Su pasión por el arte primitivo lo convirtió en pionero en el estudio del arte paleolítico de las cavernas.

Durante los primeros veinte años de 1900, Breuil participó activamente en numerosos descubrimientos y estudios de cavernas paleolíticas tanto en Francia como en España. En septiembre de 1901 descubrió junto con Denis Peyrony y Louis Capitan las cuevas de Les Combarelles y Font-de-Gaume en la Dordoña. Un año después, también en septiembre, visitó Altamira junto con Emile Cartailhac y copió las pinturas rupestres.

Entre 1911 y 1912 descubrió y catalogó un gran número de enclaves con pinturas prehistóricas, lineales y esquemáticas, en cuevas y abrigos rocosos cerca de Solana del Pino y Fuencaliente, en esta última se encuentra el enclave de Peña Escrita.  También en 1912,  junto con Hugo Obermaier, descubrieron el arte rupestre en Cueva Mayor y en la Cueva de Silo, en la provincia de Burgos. Entre 1913 y 1919 estudió la zona norte de Córdoba y las serranías de Málaga y Cádiz, y publicó sus resultados en 1929, junto con M. C. Burkitt: Rock paintings of southern Andalusia. A description of a neolithic and copper age art group. En septiembre de 1940 se descubrieron las cuevas de Lascaux y Breuil fue el primer prehistoriador en visitarlas y describirlas.

En Cuatrocientos siglos de arte rupestre, su obra principal, publicada en 1952, construye una visión general del arte rupestre paleolítico, lo cual lo colocó como una autoridad mundial en el tema.

 

Abate Henri Breuil. Cortesía Museo del Hombre, s/f. Fondo Juan Comas.
 

El Conde de la Vega del Sella, Henry Breuil, el Conde Bégouen y Hugo Obermaier, afuera de la cueva de Altamira, Santander, España, 1925. Fondo Pedro Bosch-Gimpera.


Por Alicia Reyes Sánchez

Boletín Alfonso Caso