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Alfredo López Austin nació en Ciudad Juárez, Chihuahua el 12 de marzo de 1936. Historiador, antropólogo, abogado, humanista. Desde muy niño, debido a sus lecturas de primaria, se interesó por la mitología griega y latina, por los dioses de diferentes pueblos, así como por la historia de la religión. Fue hijo de Ignacio López y de Sara Austin, esta última era protestante, y fue de ella de quien heredó la disciplina y la entrega al trabajo. Fue el mayor de tres hermanos. Se casó en 1962 con Martha Rosario Luján, su inseparable compañera de vida y de actividades académicas, tuvieron dos hijos Alfredo (biólogo) y Leonardo (arqueólogo). Con este último desarrolló una relación de colegas y publicaron numerosos libros.

Estudió un año de Derecho en la Universidad de Nuevo León, pero fue en la Facultad de Derecho de la UNAM (1956-1959) donde se tituló con la tesis La Constitución Real de México-Tenochtitlán en octubre de 1960. Ejerció como abogado durante tres años en su ciudad natal. Fue en esa misma institución, pero en la Facultad de Filosofía y Letras donde se formó como historiador. Cursó la licenciatura en el período 1965-1968, titulándose con mención honorífica en enero de 1969 con la tesina Estudio acerca del método de investigación de fray Bernardino de Sahagún. Los cuestionarios. La maestría entre 1968 y 1970 donde obtuvo el grado en junio de 1972 con mención honorífica, con la tesis Hombre-dios. Religión y política en el mundo náhuatl. También en esa misma Facultad hizo estudios de doctorado entre 1970 y 1972. Al término de estos estudios obtuvo una Beca del Instituto de Cultura Hispánica (1973-1974) para hacer investigación en el Archivo General de Indias de Sevilla, así como en varias bibliotecas madrileñas; y otra beca de la Fundación Guggenheim de Nueva York en 1976. Para marzo de 1980 presentó la tesis Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos nahuas, doctorándose en Historia con mención honorífica.

Para su tesis de Derecho había comenzado a estudiar náhuatl con José Ignacio Dávila Garibi (1956-1957), al mismo tiempo inició su relación con Miguel León-Portilla cuando se inscribió a su Seminario de cultura náhuatl (1956-1960) y continuó con las enseñanzas de Garibay (1965-1967). Para su proyecto de tesis de Derecho acudió al doctor Mario de la Cueva quien le puso como condición apoyarse en Ángel María Garibay, quien poseía más conocimiento sobre el tema. Este le dijo que lo orientaba si previamente lo dirigía Miguel León-Portilla. Así, contó con tres renombrados directores de tesis, y dos de ellos serían sumamente importantes para su posterior desarrollo académico en el estudio de las culturas indígenas. También fue alumno de Bárbara Dahlgren (etnología y sociología religiosa), de Teresa E. Rohde (historia comprada de las religiones), de Eli de Gortari (seminario de metodología), de Maricela Ayala (epigrafía maya), y de otros renombrados antropólogos.

Miguel León Portilla, director del Instituto Indigenista Interamericano, lo nombró Subsecretario de ese Instituto para el período 1963-1966. Cuando León-Portilla fue nombrado director del Instituto de Investigaciones Históricas, lo invitó a trabajar en ese Instituto como Secretario, al cual ingresó en octubre de 1963. Para febrero de 1965 obtuvo una plaza como investigador y, al mismo tiempo, siguió desempeñando el puesto de Secretario del IIH hasta septiembre de 1975. A partir de 1976 cambió su adscripción al recién creado Instituto de Investigaciones Antropológicas (1973), el cual en octubre del presente año cumplirá su 50 aniversario. Esta casa de estudios lo nombró Investigador emérito en el 2000, y el Sistema Nacional de Investigadores lo nombró Investigador nacional emérito en 2007.

En cuanto a la docencia, a partir de 1961 comenzó a impartir diferentes seminarios, cursos y cursillos tanto en instituciones nacionales como extranjeras. Entre las nacionales están la ENAH, El Colegio de México, el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos y en la Universidad Iberoamericana. En la UNAM: en el Instituto de Investigaciones Antropológicas, el posgrado de Antropología, la Facultad de Medicina, así como en diversas dependencias. Desde 1968 impartió en la Facultad de Filosofía y Letras diversas materias, entre ellas Lengua náhuatl, Medicina Mesoamericana, Cosmovisión Mesoamericana, entre otras. Fue ahí, donde, junto con Lorenzo Ochoa impartían la clase de Mesoamérica y organizaban las prácticas de campo, donde se generaban las famosas discusiones académicas. También ahí, fundó el Taller Signos de Mesoamérica el 6 de mayo de 1996 en el que impartió la conferencia “Los paradigmas en el estudio de la cosmovisión mesoamericana”. A partir de marzo de 2006, Andrés Medina participó en la coordinación del taller, el cual, después de 22 años concluyó el 19 de enero de 2018. A nivel internacional impartió clase en diversos países como España, Francia, Italia, Polonia, Tokio y Lima, entre muchos otros.

Sus intereses académicos se centraron en la religión y la cosmovisión mesoamericanas, la iconografía y mitología de la tradición religiosa, así como en los vínculos entre la sociedad en general y la religión en particular. Se formó en la escuela historiográfica de los Annales, principalmente bajo la influencia de Fernand Braudel, así desarrolló su concepto del “núcleo duro”. Hombre erudito y con gran capacidad de trabajo, mencionaremos algunos títulos de su nutrida producción: La constitución real de México-Tenochtitlan (1961); Juegos rituales aztecas (1967); Textos de medicina náhuatl (1971); Hombre-dios. Religión y política en el mundo náhuatl (1973); Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos nahuas (1980); La educación de los antiguos nahuas (1985); Educación mexica: antología de documentos sahaguntinos (1985); Una vieja historia de la mierda (1988); Los mitos del tlacuache. Caminos de la mitología mesoamericana (1990); El conejo en la cara de la Luna. Ensayos sobre mitología de la tradición mesoamericana (1994); Temoanchan y Tlalocan (1994); con Leonardo López Luján: El pasado indígena (1996); Mito y realidad de Zuyuá. Serpiente Emplumada y las transformaciones mesoamericanas del Clásico al Posclásico (1999); Breve historia de la tradición religiosa mesoamericana (1999); Monte Sagrado-Templo Mayor (2009); Calendario, astronomía y cosmovisión: el conocimiento mesoamericano (2014). Con Luis Millones Dioses del norte, dioses del sur: religiones y cosmovisión en Mesoamérica y los Andes (2008), Fauna fantástica de Mesoamérica y los Andes (2013), Cuernos y colas: reflexiones en torno al demonio en los Andes y Mesoamérica (2015).  

Entre los numerosos reconocimientos que recibió están: Premio Universidad Nacional de Investigación en Ciencias Sociales (1993); Premio de Estudio Cultural del Instituto de Estudios Interculturales y Transdisciplinarios de Japón (1993); reconocimiento a su trabajo por parte del Centro Studi Americanistici Circolo Amerindiano de Perugia, Italia (2007); Medalla y diploma del Senado de la Universidad de Varsovia, Polonia (2008); Premio Linda Schele de la Universidad de Texas en Austin (2011); Medalla H.B. Nicholson de la Universidad de Harvard (2011); The Maya Meeting (Encuentros Mayas) (2011); Tlamatini Award por la Universidad de California (2012); Doctorado Honoris causa por la Universidad Veracruzana (2015), Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña (2017); Medalla fray Bernardino de Sahagún del Consejo Hidalguense de la Crónica y gobierno del estado de Hidalgo junto con López Luján, por obra conjunta (2019); Premio Nacional de Artes y Literatura en el campo de historia, ciencias sociales y filosofía (2020), entre muchos otros reconocimientos.

Hombre sencillo y generoso con su tiempo y conocimientos, muy comprometido con la lucha de los pueblos indígenas, así como por una sociedad más justa, falleció a los 85 años de edad, la madrugada del viernes 15 de octubre de 2021, en la Ciudad de México.

 

 Alfredo López Austin en diferentes momentos, y con su inseparable compañera Martha Rosario Luján, IIA, s/f. Fotografías de Rafael Reyes Ojeda, responsable del Gabinete de Fotografía del IIA.

 

Por Alicia Reyes Sánchez

Boletín Alfonso Caso